“Se arrimó a ella y puso la mano entre sus muslos. Los acarició y luego retiró el borde de la braga hasta alcanzar su sexo. Siguió tocándola mientras la besaba y la tendía sobre el suelo de piedra. Fue suavizando, poco a poco, los movimientos de sus dedos. Al fin, unos minutos después, la oyó gemir y notó cómo sus muslos se abrían y se cerraban, en movimientos regulares, bajo sus caricias. Después se echó sobre Ninette y alzó por completo sus faldas. Se movió despacio encima de la muchacha. Ella volvió a gemir y a dejar que su cuerpo se agitara descontrolado bajo el suyo. Besó sus labios, hundió su lengua entre ellos. Y cuando su propio cuerpo le anunció que llegaba al orgasmo, de nuevo escuchó los lamentos de placer que nacían en la garganta de Ninette”. Así vivió este viajero insatisfecho uno de esos momentos llenos de pasión, y cuasi-enfermedad amatoria, al lado de un río guatemalteco (fotografía).
Quien no conozca, en persona, a este mochilero se preguntará “¿para que contará el estúpido esas andanzas que suenan a farol?”; pero quien le conozca tal vez pensará -a que sí- “¡que más quisieras, inútil!”.
Ninguno acierta.
Este bello fragmento pertenece a la “Trilogía de Centroamérica”, de Javier Reverte. Como su título indica, tres relatos duros, vitales, terribles, que se adentran en la espesura de la vida centroamericana, con verdades como puños, amoríos, con guerrillas, contras, asesinatos, intereses, muerte, que además huelen a verdad o susceptibles de haberlo sido.
Quizás, verdades noveladas.
Lo que este pasional lector, a veces viajero, muestra es la parte lúdica -un fragmento- de uno de sus relatos.
Quien no conozca, en persona, a este mochilero se preguntará “¿para que contará el estúpido esas andanzas que suenan a farol?”; pero quien le conozca tal vez pensará -a que sí- “¡que más quisieras, inútil!”.
Ninguno acierta.
Este bello fragmento pertenece a la “Trilogía de Centroamérica”, de Javier Reverte. Como su título indica, tres relatos duros, vitales, terribles, que se adentran en la espesura de la vida centroamericana, con verdades como puños, amoríos, con guerrillas, contras, asesinatos, intereses, muerte, que además huelen a verdad o susceptibles de haberlo sido.
Quizás, verdades noveladas.
Lo que este pasional lector, a veces viajero, muestra es la parte lúdica -un fragmento- de uno de sus relatos.
- La matanza y muerte en el kilómetro 127 de la carretera del Petén tendréis que leerla, dice.
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"seco". doy fe de que eres un depredador en ese tema, puedes "cepillarte a Ninette" y después orinarte, cual si fueses un can, en la cal del puesto kilométrico 127.
ResponderEliminarTe dejo que me estoy excitando con las bragas de Ninette.
me encanta que le tengas ese amor al áfrica... yo soy de Colombia y creo que tenemos algo en común.. mi sueño lejano de mochilear y tu realidad oportuna...
ResponderEliminarSaludos!