Para cruzar el río Zambeze era necesario hacerlo en una barcaza que transportaba camiones, autobuses, bicicletas y pasajeros. El viajero insatisfecho así lo hizo en su trayecto de sur a norte de Mozambique. Siempre le llamaron la atención estas barcazas: parecen construidas para sufrir un inevitable percance.
No sabe por qué.
El puente que construían allí iba para largo (ver uno de sus pilares en la fotografía). No hacía falta ser ingeniero para deducir tal afirmación.
Era un río impresionante, mucho más si el día era lluvioso, con las nubes cayendo amenazadoras en el horizonte, que imprimían una terrible sensación de humedad. Cuando se llegaba a laorilla, uno se veía desbordado por la cantidad de vehículos que aparecían por sus alrededores. Los camiones se mezclaban con las personas que por allí merodeaban; con los puestos de venta de frutas, de bebidas, de comida aparentemente insana, de venta de todo tipo de artículos, en un raro desorden, que los guardias mozambiqueños conseguían controlar no siempre con adecuados modales.
Los vehículos fueron los primeros que ocuparon un sitio. El resto del pasaje, amontonado, al final. Tres blancos, contados, subieron en ese turno a la barcaza-transbordador. Cuando ya navegaban por el centro del río, el viajero vio detrás, por el rabillo del ojo, a los otros dos. Mientras, les escuchaba hablar en español.
Se giró completo e hizo la siempre impertinente pregunta: ¿Españoles?. Si. ¿Qué hacéis por aquí, de 'turisteo'?. No, somos cooperantes de Cruz Roja. Estamos aquí, al lado, en un pueblo. Por aquí pasaremos un mes….
¡La cosa tiene serendipia!
Tres blancos, los tres españoles.
No sabe por qué.
El puente que construían allí iba para largo (ver uno de sus pilares en la fotografía). No hacía falta ser ingeniero para deducir tal afirmación.
Era un río impresionante, mucho más si el día era lluvioso, con las nubes cayendo amenazadoras en el horizonte, que imprimían una terrible sensación de humedad. Cuando se llegaba a laorilla, uno se veía desbordado por la cantidad de vehículos que aparecían por sus alrededores. Los camiones se mezclaban con las personas que por allí merodeaban; con los puestos de venta de frutas, de bebidas, de comida aparentemente insana, de venta de todo tipo de artículos, en un raro desorden, que los guardias mozambiqueños conseguían controlar no siempre con adecuados modales.
Los vehículos fueron los primeros que ocuparon un sitio. El resto del pasaje, amontonado, al final. Tres blancos, contados, subieron en ese turno a la barcaza-transbordador. Cuando ya navegaban por el centro del río, el viajero vio detrás, por el rabillo del ojo, a los otros dos. Mientras, les escuchaba hablar en español.
Se giró completo e hizo la siempre impertinente pregunta: ¿Españoles?. Si. ¿Qué hacéis por aquí, de 'turisteo'?. No, somos cooperantes de Cruz Roja. Estamos aquí, al lado, en un pueblo. Por aquí pasaremos un mes….
¡La cosa tiene serendipia!
Tres blancos, los tres españoles.
El 100%.
Copyright © By BlasFT 2008
Serendipio, sin duda! Un saludo
ResponderEliminarHola Blas!!!!
ResponderEliminar¡Cuánto tiempo!. Tendrás que perdonarnos pero llevamos un ritmo de vida frenético, sin tiempo para leer ni escribir en los blogs.
Y hace meses que no subimos a Madrid a tomar unas cañitas.
Como ya va siendo hora, a ver si nos vemos un día de estos.
Por cierto, ese río y ese ferry, me recuerdan muchísimo al de Barra, en Gambia, con vehículos incluidos (y un reducidísimo número de blancos también).
Muchos besos y espero que nos veamos pronto
Gracias, "catik". Eres una de mis animadoras a seguir en ello.
ResponderEliminar- "torrete´s": ¡¡Esto es una aparición!!. No me lo esperaba. Me alegra mucho que esteis por ahí, y que -aunque sea como "un pronto"- os hayais acercado a esta ventanilla.
Cuando querais nos vemos, y nos tomamos algo, me contais y os cuento.
Un beso.