Hoy tocaba limpieza y reordenación de mi cuarto. En uno de los rincones polvorientos que abundan en tan ilustre habitáculo, me topé con la fotografía que adorna este “post”. No es otra cosa que una postal, enviada por un antiguo amigo francés al que conocí en Nosy Be, una pequeña isla cercana, muy cercana, a la gran isla de Madagascar.
La miré detenidamente -creo que el que me conozca no dudará de mi buen gusto- y la volteé para ver lo que mi amigo me contaba. Creedme, no recordaba absolutamente nada de lo que podría decir. Breve texto: “El tipo de regalo que no se puede ‘refusar’ (sic)”.
Me vino a la mente la charla que mantuvimos un lejano día en un bar playero de la isla Nosy Be. Hablaba perfectamente español y había despedido a su feísima mujer, o tal vez se había despedido ella -eran recién casados-, al hotel donde dormían, cuando comenzamos una larga conversación. Sobre ¿qué?. No recuerdo nada. Lo he borrado de mi memoria. ¿Por qué entonces me envió a posteriori esta postal?. No lo sé. ¿Por qué nos escribimos al regreso?. No lo sé. ¿Por qué dejamos de hacerlo?. No lo sé.
Únicamente, me vino a la cabeza el instante o la vivencia -que quiero compartir- al ver esta bella postal, o esta muchacha (¿Color café muy tostado? ¿Color ébano?), llena de polvo, encontrada en un rincón de mi cuarto.
La miré detenidamente -creo que el que me conozca no dudará de mi buen gusto- y la volteé para ver lo que mi amigo me contaba. Creedme, no recordaba absolutamente nada de lo que podría decir. Breve texto: “El tipo de regalo que no se puede ‘refusar’ (sic)”.
Me vino a la mente la charla que mantuvimos un lejano día en un bar playero de la isla Nosy Be. Hablaba perfectamente español y había despedido a su feísima mujer, o tal vez se había despedido ella -eran recién casados-, al hotel donde dormían, cuando comenzamos una larga conversación. Sobre ¿qué?. No recuerdo nada. Lo he borrado de mi memoria. ¿Por qué entonces me envió a posteriori esta postal?. No lo sé. ¿Por qué nos escribimos al regreso?. No lo sé. ¿Por qué dejamos de hacerlo?. No lo sé.
Únicamente, me vino a la cabeza el instante o la vivencia -que quiero compartir- al ver esta bella postal, o esta muchacha (¿Color café muy tostado? ¿Color ébano?), llena de polvo, encontrada en un rincón de mi cuarto.
"Seco", toda esa retórica entre el francés y tú, y tú y el francés; es una mera escusa para ocultar tu verdadera desviación mental que tienes hacia el desnudo de una mujer; hablas de "polvos" en la habitación. de "polvos" a la fotografiada..., en resumen eres un "SER".
ResponderEliminar"Seco", la palabra "SER" que empleo en mi comentario no es en plan despectivo como te imaginas, si no que el significado es: Semental Español Reproductor, aunque no hayas reconocido a ninguno de tus congéneres.
ResponderEliminarBlas, ya he terminado con todos tus post aquí y me reitero: me encanta lo que escribes y como lo escribes. Pero el colmo ha sido ir leyendo los comentarios entre el Conquense y tú... sois cañeros total. No te perdona una ¿eh?
ResponderEliminarLo tantas veces dicho, no dejes de deleitarnos. Y tú, conquense, no dejes de darle caña al mono, que es de goma
No hay duda de que es una bellísima mujer, y la foto estupenda. Un bellisimo retrato a su altura. Ne le hacen falta ni comentarios. Lo que es es.
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