
La miré detenidamente -creo que el que me conozca no dudará de mi buen gusto- y la volteé para ver lo que mi amigo me contaba. Creedme, no recordaba absolutamente nada de lo que podría decir. Breve texto: “El tipo de regalo que no se puede ‘refusar’ (sic)”.
Me vino a la mente la charla que mantuvimos un lejano día en un bar playero de la isla Nosy Be. Hablaba perfectamente español y había despedido a su feísima mujer, o tal vez se había despedido ella -eran recién casados-, al hotel donde dormían, cuando comenzamos una larga conversación. Sobre ¿qué?. No recuerdo nada. Lo he borrado de mi memoria. ¿Por qué entonces me envió a posteriori esta postal?. No lo sé. ¿Por qué nos escribimos al regreso?. No lo sé. ¿Por qué dejamos de hacerlo?. No lo sé.
Únicamente, me vino a la cabeza el instante o la vivencia -que quiero compartir- al ver esta bella postal, o esta muchacha (¿Color café muy tostado? ¿Color ébano?), llena de polvo, encontrada en un rincón de mi cuarto.
"Seco", toda esa retórica entre el francés y tú, y tú y el francés; es una mera escusa para ocultar tu verdadera desviación mental que tienes hacia el desnudo de una mujer; hablas de "polvos" en la habitación. de "polvos" a la fotografiada..., en resumen eres un "SER".
ResponderEliminar"Seco", la palabra "SER" que empleo en mi comentario no es en plan despectivo como te imaginas, si no que el significado es: Semental Español Reproductor, aunque no hayas reconocido a ninguno de tus congéneres.
ResponderEliminarBlas, ya he terminado con todos tus post aquí y me reitero: me encanta lo que escribes y como lo escribes. Pero el colmo ha sido ir leyendo los comentarios entre el Conquense y tú... sois cañeros total. No te perdona una ¿eh?
ResponderEliminarLo tantas veces dicho, no dejes de deleitarnos. Y tú, conquense, no dejes de darle caña al mono, que es de goma
No hay duda de que es una bellísima mujer, y la foto estupenda. Un bellisimo retrato a su altura. Ne le hacen falta ni comentarios. Lo que es es.
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