La granja de
cocodrilos se encontraba a unos 6 kilómetros de Arba Minch (Etiopía), no
lejos del lago Abaya. Para acercarse
hasta allí, el viajero insatisfecho
alquiló una bici y se dejó acompañar por uno de los muchos jóvenes que se
ofrecían para ello con el fin de ganarse un plus a cuenta del faranji [cajero-automático-turista-blanco]. Aquel sillín de la bicicleta,
duro como hormigón, le iba dañando sus partes más delicadas de la entrepierna
según pasaban los pocos kilómetros. Harto, a la vuelta elegiría otro medio de
transporte, ayudado por el menesteroso joven que le acompañó.
En la granja había
varios miles de crias de entre uno y seis años. Los cocodrilos se criaban a
partir de los huevos que se recogían del lago, donde la abundancia de estos grandes
reptiles permitía que Arba Minch fuera conocida como ‘la
ciudad de los cocodrilos’. Gran cantidad de ellos eran reintroducidos de nuevo
al lago para mantener el equilibrio natural. La estancia mantenía utilizables
unos ocho o diez tanques, cada uno de ellos con centenares de ejemplares que
vistos desde arriba aparecían aburridos, desganados, siempre de edad similar.
Siendo duros críticos
-y cree serlo- la visita no merecía la pena. Nunca podría reemplazar el ver
a los cocodrilos en la libertad del lago
Chamo o el lago Abaya, cerca de
allí. Quizás para los alumnos de un colegio de Aravaca -es un ejemplo- la
inspección podría ser instructiva, una toma de contacto con la naturaleza y
asombrosa por las características de la especie.
Nada más.
Un grupo de alumnos abandona la granja de cocodrilos
Nunca entenderá él mismo a
qué fue allí, teniendo en cuenta su aversión hacia zoos y centros de experimentación animal.
Copyright © By Blas F.Tomé 2013
Los cocodrilos aburridos y bien alimentados son un buen símbolo de este mundo en el que los humanos pretenden convertir la tierra entera en su jardín mal cuidado.
ResponderEliminarEl resultado será que todos terminemos con nuestras "partes blandas" machacadas e inutilizadas.
Gracias y saludos.
Me gustaría, ahora, ser capaz de volver por mis fueros para contar la cantidad de veces que aparece en tus posts esa frase de 'a qué he venido aquí'. Me suena mucho.
ResponderEliminarQuizás, el insatisfecho viajero, busca la autoafirmación en sus convicciones, digo 'quizás'. También podría ser que anduviera a la caza de encontrar algo que le alejara de ellas.
Ya estoy metiéndome en jardines y sin pala para cavar.
Dices que todos parecen de la misma edad y me has hecho recordar el mostrador de la pescadería, donde todas las lubinas parecen 'repes'.
Y, apartando a un lado el sinfín de tonterías que piensa mi pensamiento, no puedo irme sin decirte que me encanta el nombre del lugar, tanto que, para la siguiente vida, no me disgustaría nada llamarme Arba Minch, suena precioso.
Besos para el Tigre de las bicis.
Qué delicado eres!
ResponderEliminarNo me extraña que los cocodrilos parecieran aburridos si su única distracción era contemplar a los turistas guiris que aparecían por allí ;)
Estuve en Arba Minch, pero la visita a la granja de cocodrilos la he hecho contigo (y sin sufrir el duro sillín).
Supongo que te alojaste en uno de los Bekele Molla, todavía me acuerdo de ellos...
Un beso al faranji viajero.
Eso es lo que tiene viajar, Blas: Unas veces aciertas y otras no.
ResponderEliminarLa ventaja que tienes es que has estado en muchos sitios y puedes comparar...y sacar conclusiones.
Además, prefiero la sinceridad a las milongas. No sé si me explico...
Pues es esos lugares que muchas veces se visita porque hay que visitarlos y uno no sabe realmente por qué.
ResponderEliminarYo creo que si la granja estuviera en mi calle no iria pero si me la emcuentro por algn viaje a lo mejor pique aunque despues se convierta todo en fustración. Me ha gustado eso de Faranji ;)
Eso me recuerda las visitas con mis alumnos a la "Crocodile Farm" de Mahabalipuram, cerca de Madras.
ResponderEliminarEs cierto que tantos amontonados parecen insulsos, pero en cuanto les tiran carnaza se reviven al instante.
Aqui los tienen como en las guarderias, por tamanos, y se multiplican tanto que ya no saben que hacer con ellos.
Mejor, mejor en los lagos y rios de la madre naturaleza. Si.
Besos
Por este post, y como ya voy con prisas, casi las mismas que tendría si me encontrase cerca de ellos.., te diré que nunca me ha gustado observar esa ‘calma-tensa’ que tienen…
ResponderEliminarY, que digo yo, que ¿por qué te habrás acordado de los estudiantes de Aravaca?... Bueno, será eso de lo primero que nos viene a la cabeza… (já);-)
Por cierto, he olvidado comentarte en el post del 'Bosque sagrado', que me gustan mucho los nombres africanos que nos vas poniendo… escribiendo. ‘Suenan bien a la vista’, imagino que será igual al oído…
Besotessss, y una pregunta: ¿Viste las ‘famosas lágrimas’?
Coincido contigo en que los animales deben permanecer en sus hábitats naturales. Creo que fue un verdadero sacrificio viajar en bicicleta por ese trayecto y con ese sillín...
ResponderEliminarUn abrazo, Blas.
Desde luego resulta curioso hablar de cocodrilos de "granja"...¿Serán BIO?
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta