El viajero insatisfecho llegaba en un microbús desde el valle de Ferganá y había reservado un hotel barato, que estaba dentro de un club deportivo muy al estilo soviético: grandes extensiones de pistas y campos de entrenamiento. El hotel era una especie de residencia para deportistas, se llamaba Pakhtakor Athletics Hotel. Nada que objetar sobre éste: limpio, bien acondicionado y amplias habitaciones.
Para moverse por esta gran ciudad, utilizó
habitualmente el metro. Un sencillo medio de transporte, con pocas líneas, pero
muy práctico para las grandes distancias entre los diversos puntos interesantes
o más simbólicos. Según referencias (no conoce Moscú), el estilo y
espectacularidad de las estaciones tenía mucha herencia soviética, y se
parecería al moscovita. Durante muchos años no se permitió fotografiarlo pues
se consideraba un enclave militar. Esta anécdota “de prohibición” habría que
ampliarla también a la torre de comunicación de Taskent (famosa por su
arquitectura y estética), otro de los puntos de interés.
Durante los tres días que permaneció en la ciudad, hizo muchos recorridos en metro, pero también pateando avenidas casi desiertas. Visitó el mercado más famoso: Chorsu Bazar. Era el más grande de la ciudad, pero además el más antiguo de toda Asia Central, databa de siglo XVI, y es enorme. Tenía un edificio circular cubierto, pero el bazar se extendía por todas las calles aledañas integrando un conjunto de mercadeo masivo.
Recorrió
la plaza de la Independencia y jardines y plaza Amir Temur. Todo este conjunto,
presidido por la estatua de Amir Temur.
En unos grandes jardines (no recuerda el nombre) frente a una llama eterna se alzaba el “monumento a la Madre que llora”, un moderno conjunto, alzado en honor de los soldados uzbekos fallecidos en la II Guerra Mundial. En otro punto, se encontraba el “monumento al Terremoto”, en homenaje a los hombres y mujeres que reconstruyeron la ciudad después del terremoto de 1966; para este mochilero, desconocido o no recordado. Y punto y seguido a algunas madrazas, a monumentos muy al estilo soviético, a extensos jardines y amplias avenidas.
Una ciudad para dedicarle unos días, y agotarse si lo que se pretendiera fuera hacer rutas como valiente caminante.
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Pues sí, Blas: se nota la influencia (de la época) soviética. Sobre todo en la estación de metro y en la escultura del terremoto. No he estado en Moscú, pero no hay más que asomarse a Internet para comprobarlo ( y si se mira un manual de historia del arte, mejor). Algunas estaciones del metro de Moscú son auténticos palacios ( por ejemplo: Komsomolskaya). La del metro de Taskent no llega a tanto, pero la idea soviética es que fueran "un palacio" para los trabajadores...
ResponderEliminarAbrzsss
Y llegados a este punto de tus viajes, siempre me quedo con las ganas de que nos digas, en general, si el viaje fue lo que esperabas, más, menos, o te decepcionó un poco sobre la idea que pudieses llevar... Imagino que habrá viajes que, al regreso, te vengas diciendo: volveré algún día... O, no...
ResponderEliminarDe todos los viajes nos llevamos mucho visto y, sobre todo, aprendido, pero siempre, algunos te marcan especialmente, y te quedas con ganas de más. ¿Éste es uno de ellos para ti? No sé, me puedo equivocar, pero me da la impresión que no es de tus más favoritos...
Mi hija sí ha estado en Moscú varias veces y el metro es espectacular.
Un besoteeee, abrazoooo🤗 y aprovecho para desearte unas Felices Fiestas que, a saber, por dónde caminarás...
EMILIO: Felices Fiestas también para ti. Y, a seguir caminando juntos 'de la mano' de nuestro querido Viajero Insatisfecho (y con Google, claro... )
Abrazooooo🤗
Pues ahora mismo, mi querida Pilar, en Madagascar. Y también te deseo felices fiestas y año nuevo.
Eliminar¡Que cada año nos queramos más!
Y es verdad. No es el que más me ha emocionado.
Eliminar"Más que ayer, pero menos que mañana". (Madre mía, estoy recordando..., ¡qué cursilada de medalla aquella!. Con todos mis respetos para quien la tenga)
EliminarPero que así sea querido viajero, ese es siempre un buen deseo para cada Año Nuevo. Y que, por cierto, no se suele decir. Me lo apunto.
Besotes y, lo dicho, ¡cuídate!
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