Imágenes o escenas que no tienen una aparente ilación con otras historias
ya contadas pero que sin duda elevarán, si ya lo hubiere, el instinto ambulante
y nómada. También, fueron momentos de un viaje mochilero. Un relleno más a la
mochila viajera. Myanmar tuvo sin duda muchos momentos extraños pero
tiernos, diferentes, tranquilos como sus
gentes, cálidos, sugerentes, bellos e imprevistos. Con estas instantáneas el viajero insatisfecho propone dar a conocer
un poco más una realidad y otorga al curioso otros elementos, aunque mínimos,
que le darán una visión cercana del país.
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A orillas del rio Ayeyarwady, las
gentes se afanaban en el secado de aquel pescado que con esfuerzo habían
usurpado al río. El rio Ayeyarwady (Irawady) era columna vertebral y manantial
de vida para las diferentes etnias que conforman el país.
Estaba en Katha y quería
descender por el río hasta la ciudad de Mandalay.
La víspera se acercó al pequeño muelle y vio zarpar un barco gemelo al que
tomaría al día siguiente. Como salió aún de noche, no pudo fotografiar en toda
su extensión el barco que le transportó.
Cualquier árbol de cualquier ciudad podía ser soporte de un pequeño altar
de oración y ofrendas. Vio muchos. Este, en una tranquila calle de Mandalay.
No posaban para él pero fue un momento mágico de vida. La familia, o
amigos, se mostraban orgullosos de visitar la ciudad de Inwa, cuatro veces capital real de Birmania. A pesar de su rica
historia era un remoto lugar rural con algunas ruinas, monasterios y estupas.
Aquel personaje local birmano se dejaba fotografiar, en el lago Inle, sin mostrar enfado o exhibir impaciencia.
Ver aquella cara, era ver en ella a muchas gentes birmanas.
Delicada joven birmana, a la puerta de uno de los múltiples templos de Bagan. Como cualquiera de sus congéneres
tenía la cara embadurnada de thanakha,
para reducir el impacto del sol y, en su tradición, sentir mayor armonía.
Escena en el Shwedagon
Paya, el templo que domina Yangón.
Un templo cargado de amarillo oro y lleno de edificios, budas y estupas. Sagrado
para el pueblo birmano. En la fotografía, uno de los postes planetarios. Había
doce. Los lugareños se acercaban a ellos y echaban de manera insistente agua
sobre la estatua de Buda del poste que señalaba el día que nacieron. Pero
discernir qué poste correspondía, era tema arduo y complicado en extremo para
un occidental como el mochilero leonés.
Copyright © By Blas F.Tomé 2018
4 comentarios:
Me ha encantado la selección de fotos, y lo que cuentas. .se hace corto y eso es bueno, aunque en las fotos uno se pueda detener a disfrutarlas el tiempo que quiera, y cuanto mas mejor.
La de los pescaditos me recordaste a unas que pusiste de Cabo Verde (creo). Aquellas creo que eran salazonados.
Molan esas imagenes cotidianas que compartes y que dan aire de espontaneidad.
Creo que nos has convencido para visitar Birmania. Habrá que darse prisa antes de que la fauna turisteadora arruine el país y sus encantos. Como los del templo ese de los gatitos. ¿A dónde habrá puesto el ojo el Viajero Insatisfecho para su próximo destino?
Venga! Aqui estoy en tu "chamizo", que eso de "cochiquera" no me gusta nada ni le conviene a su merced de ilustre prosapia del reino leones. Es qu estoy ahora en territorio "jubilata"...
Te decia en FB que no conocia Burma a pesar de ser vecinos, no se, quizas por imaginarme una semejanza, pero no, mas bien por el embrujo de aquellas tierras "conquistadas".
Siento que Yucatan fue mi territorio en otras epocas. Y no te rias!
Y, en esos pescaditos secos al sol, se moriran los gusanos esos que nos amenazan por aqui? Anisakis se llaman?
Ya no puedo no tragar la lubina!
Besos
En este blog, además de motivar al viajero, Blas, puede uno aprender ortografía. Lo digo por ilación. Nunca había utilizado esta palabra y, no sé si porque la asocio con hilo, creía que se escribía con hache. Si yo la hubiera utilizado a bote pronto en algún comentario hubiera cometido un gran patazo...
En cuanto a esta entrada, me ha gustado esta nueva estructura en escenas brevemente comentadas. Es cierto que puede ser un complemento, una nota a pie de página, para grandes viajeros. Pero no para los que no lo somos. Un abrazo!
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