
Bien o aparentemente bien conservada -el viajero insatisfecho no pudo entrar en su interior, aunque sí pagó una pequeña cantidad de cedis/moneda local (son las pequeñas calamidades viajeras) para su supuesta conservación- era uno de los pocos edificios ‘visitable’ para los viajeros y turistas que se acercaban al Mole Nacional Park. En las inmediaciones de este Parque estaba Larabanga, pequeño pueblo donde se encontraba la mezquita.
Descendió de la moto al lado de un viejo y solitario árbol en una entrada lateral (aquel día iba de ‘paquete’ en una especie de destartalada Vespino) y la rodeó lentamente, como si fuera un peregrino ante la ‘kaaba’ de La Meca, para observar su amplitud. Era un pequeño recinto religioso-muslim.
La tradición local, poco creíble por cierto, decía que el fundador de la mezquita estaba viajando por la región cuando encontró una mítica piedra que se encontraba en las afueras de Larabanga, en dirección de Wa, y decidió, por alguna razón inexplicable, arrojar su lanza desde allí para dormir donde aterrizara. Durante la noche tuvo un extraño sueño con una mezquita, cuyos cimientos aparecieron misteriosamente en el lugar donde dormía cuando él se despertó. Ayuba completó la construcción.
Bueno, bueno. ¡Menuda tradición!
El caso real era que estaba allí y mantiene la fisonomía que aparece en esta reciente fotografía.
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