Y es un titular justificado,
un temor que venía
masticando ya varias jornadas. Cree que el temor era fundado, ahora que lleva
por aquí varios días.
De esta costumbre de no leer
nada antes de iniciar una nueva aventura vienen ‘estos
lodos’. !Normal! Pero antes de nada, y redundando aún más aquellos temores,
pisaba suelo canadiense y la mochila no apareció. !Voto a bríos!. No había
tenido nunca esa sensación, no había pasado por este trance. Lo había oído en
los círculos de expertos en tomar vuelos, ‘facturadores
de equipajes’, pero no lo había padecido. Ahora puede decir, y lo dice, que
esto ocurre.
Los errores, los excesos de
viajeros, la inoperancia de las compañías, lo ajustado de algunos tránsitos y
la dejadez de algunos trabajadores pueden provocar estas situaciones. ‘Con mal
pie entras en Canadá’, se decía el viajero
insatisfecho, allí solitario, mirando a la cinta por la que debía aparecer
su preciada mochila.
Sin equipaje, sin el francés
necesario, se dirigió a la oficina de SwissAir
a reclamar. Le prometieron, después de muchos minutos en una cola, que se la
llevarían a la residencia al día
siguiente. No fue así. Se demoraron, al menos, dos días.
Sin equipaje, sin el francés
necesario, se cogió un bus hasta el centro de la ciudad. Tuvo la suerte que una
de las paradas de aquel bus la hacía al lado de su hotel/residencia, y anduvo solo
unos metros.
Y qué encontró?. Aunque se
lo esperaba, pisaba, sin equipaje, sin el francés necesario, un colegio mayor
universitario. No había reservado un hostel para jóvenes, no, había reservado
sin saberlo una habitación en un colegio mayor.
Un habitáculo de
estudiante, una cama individual de estudiante y un único servicio exterior de
aseo para diez o doce habitaciones.
A casi 50 euros la noche y
donde estaba, sin equipaje, sin el francés necesario, no parecía la mejor
manera de entrar en el país.
La mochila ya esta
con él. Faltaría más.
Copyright © By Blas F.Tomé 2019
Pero vamos a ver, Blas: No me digas que, después de tantos viajes, nunca te habían "perdido" la mochila! Pero no pienses que entras con mal pie en Canadá. Piensa mejor que "los gitanos no quieren a sus hijos con buenos principios". Ya verás cómo lo que queda de viaje van mejorando tus sensaciones...siempre que no compares los 6 leuros que cuesta una cerveza allí con lo que pagaste en Uganda o Camerún :-).
ResponderEliminarUn abrazo!
Eso y más te pasará por esas tierras por no escuchar a los amigos (!).
ResponderEliminarY los suizos perfectisimos no te "ayudaron" para sufragar las primeras necesidades?
Es que en Quebec y Montreal sin francés...
Vete a Vancouver y a las Rocosas, eso que ahora ya no habrá nieve.
Paciencia y a no contar
Besos
Blas, me estaba agobiando yo como si de mi propio equipaje se tratase...
ResponderEliminarEs curioso ese momento (de casi 'un parto') de ver salir por la cinta los equipajes... Las caras de los viajeros ansiosos por ver el suyo... :))
E imagino el momento de ver el fin de ella sin ver tu equipaje... '¡Voto a brios!'(No había oído nunca esa expresión) :))
El momento de ver de nuevo (de recuperar) a tu 'fiel compañera' tuvo que ser un auténtico ¡MOMENTAZO!! ;-))
Besossss
Mmmm. Por lo que veo en la foto casi la podías llevar en cabina. Excepto cuando voy a México, ya no facturo nunca. Pero bueno, al menos te llegó la mochila. Parecería como un encuentro feliz de padre e hijo al salir de la escuela. Vaya faena!
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