Zacatecas, vista desde el teleférico
Zacatecas (México) era sin duda una ciudad en
la previsión mental de visitas del viajero
insatisfecho. Con tanto tiempo en territorio mexicano no hubiera podido
justificar a sí mismo el no pisar esta ciudad -y sus calles- llena de
referencias históricas, turísticas y sociales.
En
el año de 1546 la ciudad comenzó a formarse gracias a que un grupo de españoles
descubrió su gran riqueza minera de plata y oro que produjo numerosas corrientes
migratorias y auge económico. Y en 1993 la UNESCO declaró su centro histórico
como “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, siendo la primera ciudad mexicana
distinguida en dicha categoría. Hoy es una población de unos 150 mil
habitantes, o más.
Hasta
aquí, la consulta a fuentes más expertas que los conocimientos del mochilero. A
partir de aquí, contará brevemente lo que más le impactó y lo hará con el punto
de vista crítico que le pudiera pedir el cuerpo.
Llegó
a primerísima hora de la mañana, después de una dura noche de autobús
procedente de Chihuahua. Despistado, dormido y cansado se encomendó al buen
hacer del primer taxista que pilló en la ‘terminal camionera’ (como suelen
decir por allí) para que le solucionara de manera barata la cama de los días
siguientes, un hotel económico y céntrico. Pensaba estar al menos dos o tres
noches en la ciudad. Y lo hizo bien. El hotel, dentro de la cadena Hostelling Internacional, estaba
enclavado en una bonita casa colonial y tenía de todo, entre ello, alguna
habitación barata y limpia. Siempre ha pensado este mochilero que un sitio
agradable hace también viaje. Era mucha la diferencia entre estar en un sitio
cómodo y limpio o en un ‘hotelucho’ con total falta de encanto y lleno de ‘cucas’ voladoras. ¡Que los ha visto!.
Había
muchos rincones que visitar en Zacatecas. Nada más bajar a la calle,
después de una buena ducha, se apreciaba que la vieja ciudad era todo un
vestigio colonial: los edificios, las calles, las aceras y su cuidado corazón
central histórico. Se podía visitar la catedral, el palacio de Gobierno
contiguo, el templo de Santo Domingo, el Museo Rafael Coronel o la antigua mina
El Eden, se podía callejear sin rumbo o subir, como no, al famoso cerro de la
Bufa. A éste se llegaba en un teleférico que cruzaba la ciudad desde otro cerro,
el del Grillo, más asequible y cercano al centro. Unas bonitas vistas de la urbe
en el trayecto y, también, desde el cerro de la Bufa. Allí encontró la figura
de Pancho Villa, a lomos de su monumental corcel.
¡Qué sorprendentes imágenes de sus ídolos construyen los pueblos!.
¡Qué sorprendentes imágenes de sus ídolos construyen los pueblos!.
Figura de Pancho Villa a caballo, en el cerro de la Bufa
Desde
el teleférico, como si el mochilero estuviera situado en un drone (vehículo aéreo no tripulado), veía el entramado de
calles, palacetes, patios y antiguos corrales: todo un mundo que hacía
referencia al intenso periodo colonial español.
Entró
en el museo Rafael Coronel que ocupaba un antiguo convento franciscano, pasando
así de antiguo lugar de evangelización de pueblos indígenas a muestrario de una
inmensa (no ha visto otra igual) colección de máscaras de ritual y máscaras festivas.
Y visitó la mina El Edén, más parecida a un centro turístico que a una mina
real, aunque, a decir verdad, tenía de ambas cosas.
En fin, Zacatecas
era, sin lugar a dudas, un ciudad visitable, una reliquia ‘de piedras’ de la
época colonial, nada parecido a las ‘piedras’ mayas o aztecas que también pudo
examinar durante su recorrido mexicano.
Máscaras en el Museo Rafael Coronel
Catedral
Copyright © By Blas F.Tomé 2016
Me han entrado ganas de visitar Zacatecas y me has hecho recordar las increíbles máscaras que pude ver en Bolivia, entre otras cosas.
ResponderEliminarGracias y saludos.
ResponderEliminarUna pregunta, Blas: ¿Llegaste en tu periplo hasta EEUU? Por lo que veo en el mapa, Chihuahua está cerca de la frontera y hubiera sido una estupenda ocasión para pasar antes que Trump...
Cómo no ibas a llegar a Zacatecas omnubilado! Después de meterte más de 800 kms entre pecho y espalda, aunque supongo que por buenas carretera, ¿no?
Imagino que dar con tus huesos después en una habitación limpia y a buen precio tiene su punto.
Para uno que no ha visitado nunca México, Zacatecas es una de las pocas ciudades que "le suenan" y por lo que cuentas, mereció la pena su visita, entre otras cosas por la colección de máscaras de Coronel. Para el tema de las minas, imagino que San luis de Potosí sería más interesante.
¿No te recordó la estatua ecuestre de Pancho Villa a la de "nuestro" Espartero?
Un abrazo: emilio
Tal vez no es una afirmación que he hecho mucho en la 'blogosfera' pero he jurado NO pisar Estados Unidos. No se si lo cumpliré pero si (los americanos) siguen por este camino creo que sí.
ResponderEliminarUn abrazo, Emilio.
Pues si lo habías dicho antes, yo no lo sabía. De todas maneras, ya conocees el dicho: Nunca digas de este agua no beberé...
ResponderEliminarMira, yo no se donde habra desaparecido mi comentario...
ResponderEliminarO es que lo colgaste en FB y fue alli donde escribi?
De todas las manera, yo a Zacatecas no fui. Viaje directamente al DF con yn chollo aereo y de alli en Bus a Xalapa...
Aqui habia un senora de Zacatecas con marido managerisimo. Blanquisima ella, denostaba a los espanoles conquistadores por haber esquilmado su pueblo...
El pueblo de quien? Le dije un dia ya saturada.
Mascaras, como dice nuestro Alfonso, tuve ocasion de admirar las del museo de Sucre, la blanca, de Bolivia.
A USA volveria por las montanas, los lagos, Seatle y Neww Orleans, claro.
Besos
Zacatecas es la ciudad de la mujer que me aguanta por 16 años. ¡Ahí es nada!
ResponderEliminarRecord aparte, es un tesoro escondido que poca gente visita porque se distancia un poco de otros lugares más populares como Guanajuato, o San Miguel de Allende.
Pero me alegro enormemente que el viajero insatisfecho la haya pisado. Se respira norte y charro por cualquier esquina y la arquitectura de cantera rosa es única en toda la República. También es conocida por que fue donde se presentó el primer Congreso de la Lengua y donde Gabo sorprendió con la idea de cambiar muchas reglas ortográficas que siguen impensables a día de hoy.
Intuyo que fue una fructífera visita y que el taxista que te recogió en la Central Camionera te acertara con el hotelillo, taxistas por cierto de los mas "transas" de todo México. El taxímetro siempre se les resfría y nunca les funciona...
saludotes Blas :)
¡Joer!, Carlos. Me alegro. Ahí podías haber sido mi guía y maestro. Me sentí cómodo en "tu-ciudad". Desde allí también un día visité Guadalupe.
ResponderEliminarUn abrazo.