8 de junio de 2022

El salto de Ndaba / Ruanda


Picapedreros, en el camino

Estaba en Karongi, a orillas de lago Kivu. Karongi/Kibuye era una pequeña ciudad, no tendría más de 25 mil habitantes, de bella conformación aprovechando los entrantes y salientes del lago. A lo lejos, varios pequeños islotes, algunos habitados, generaban una vista excepcional sobre el lago.

Cerca de aquella ciudad, a unos 40 kilómetros, el salto de agua de Ndaba (Les Chutes de Ndaba) parecía un buen lugar para visitar, utilizando los servicios de los siempre útiles moto-taxis. Desayunó en el Centre d’Accueil Sainte Marie, donde se hospedaba, y salió a la caza de un moto-taxi con el que negociar y poder realizar la visita. Se encontró a Celestin, un joven motorista que con simpatía se ofreció a llevarle. Negoció el precio y partieron, sin más, hacia la aventura. Celestin calculaba aproximadamente unas cuatro horas entre el trayecto de ida, por caminos secundarios y lentos, pero donde podría ver lo más rural de la zona, la visita y la vuelta, por carretera asfaltada y rápida. Luego serían más.

En la ida, le llevó en principio por un camino entre plantaciones de plátanos, pequeñas casas aisladas y cafetales. El productivo campo ruandés se apreciaba en cada kilómetro recorrido. El verde de las pequeñas montañas y valles era un permanente atractivo. Nada más comenzar, un grupo de hombres y mujeres picaban piedras a base de martillazos. Sentados a la orilla del camino, cada picapedrero tenía a su lado dos montones: de un lado las piedras grandes, y del otro, las pequeñas piedras resultantes. Duro trabajo. El viajero tuvo que actuar rápido para sacar una fotografía que ellos negaban con manos, gritos y amenazas. Dura tarea la de sacar fotos a personas anónimas, aun rogando su permiso. Estaban en su derecho.


Plantaciones de té

A la orilla de un pequeño río, extensiones de campos de patatas y por la ribera más empinada plantaciones de té. ¡Qué bonito paisaje uniforme y verde generaban estas plantaciones! Durante varios kilómetros, el té sería protagonista de valles y de suaves lomas cultivadas.

Celestin dejó su moto aparcada al lado de la carretera. Para acceder al salto de agua de Ndaba, era necesario tomar una empinada senda descendente entre eucaliptos hasta llegar a la parte baja. Nada espectacular, pero gratificante estar allí después de lo visitado. En los viajes no siempre lo importante es la meta, sino lo reseñable es el camino. A los pies del salto, una vieja y semidestruida conducción artificial de aguas, acequias de regadío para fincas lejanas. Unas bonitas fotos de recuerdo, con el impresionante sonido del agua que producía el salto, y regreso a Karongi.


Salto de agua de Ndaba

En este trayecto, se paró a fotografiar un sencillo secadero de sorgo y probó su cerveza artesanal, reparó en unos trabajadores de un vivero de plantas, y visitó una factoría artesana de café, donde un numeroso grupo de mujeres trabajaban en la selección del producto durante su secado, eliminando granos defectuosos y removiendo el café para su correcto secado.


Sorgo al sol

El viajero insatisfecho se quedó con ganas de “saborear” una explotación de nueces macadamia que Celestin sugería, pero estaba al otro extremo de Karongi. Hubiera sido necesaria una nueva ruta.

Para quien lo desconozca, la nuez de macadamia es un fruto seco considerado gourmet, por su delicado sabor y suave textura, y por su pequeña producción en comparación con otras especies. El árbol, además, tarda varios años en ser productivo. Estas nueces solo pueden cosecharse un par de veces al año. Su gruesa cáscara, a menudo eliminada antes de su venta, dificulta el distinguir las nueces maduras de las inmaduras, lo que hace que el proceso de recolección sea más artesano y caro. Es una fuente de proteínas, además de un alimento que dotará de una importante cantidad de vitaminas.


Secaderos de café

VÍDEO

Copyright © By Blas F.Tomé 2022 

2 comentarios:

  1. Todas las fotos que publicas hoy me parecen, por distintos motivos, interesantes. Pero me quedo sobre todo con la foto 2 (Plantaciones de té). Me encanta este tipo de paisaje.

    En cuanto a las nueces de macadamia (nunca las he probado, pero las buscaré...si no muy caras), he buscado información y dice que son de origen australiano, y crecen en zonas templadas y húmedas como Hawai y California. Esto me choca un poco con Ruanda a la que supongo en una zona tropical o subtropical.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Ya te imagino siempre en esos moto-taxis con tu cámara al cuello y mochila a la espalda disfrutando del recorrido, menos... Menos mal que en esta ocasión eran carreteras asfaltadas, por tu espalda...

    Una delicia esas plantaciones de té y ese salto de agua de Ndaba que, en este momento, con 'la caló, que estamos pasando, me pondría a remojo de buen grado...
    Durísimo el trabajo para esas personas.  Tienen toda mi admiración desde siempre.

    Dices, y dicen, que "en los viajes no siempre lo importante es la meta, sino lo reseñable del camino'... Estoy totalmente de acuerdo, querido viajero, pasa lo mismo con tu blog, con cada post...

    Besotes.

    ResponderEliminar