5 de abril de 2022

Bisesero, Sitio memorial del genocidio / Ruanda

Murambi, Kigali, Kibuye, Birogo, Hanika, Ruharambuga, Bushenge, Giheke, Bisesero o Gashonga son algunos nombres de Sitios de memoria del Genocidio, repartidos por todo el territorio ruandés. Éstos y otros muchos, casi cada pueblo tiene uno. Creed al viajero insatisfecho que todos eran justificados, tenían su explicación, motivo y verdad. Visitó varios en sus locos paseos sin rumbo por el país y, si bien, todos diferentes en su arquitectura y diseño, a la vez, todos iguales en su mensaje de unión del pueblo ruandés. De encuentro entre ciudadanos, aunque también de recuerdo, sin olvido, de unos hechos que no deberían volver a ocurrir. Aunque la realidad podía ser distinta y las buenas intenciones de unión de la sociedad ruandesa en general, se podían ver enturbiadas por recelos personales. El motorista que le llevaba durante uno de los recorridos, afirmaba: “Mi padre murió a manos de los hutus. Debo olvidar?. No, no voy a olvidar”.

Visitó, en especial, Bisesero que fue muy representativo en aquel genocidio atroz. Detallará lo ocurrido en él, como ejemplo, pero cada uno de los memoriales tenía su historia de horror opaco, turbio o violento.


Plano general de Bisesero

Los habitantes de esta región, los “abasesero”, tenían la reputación de ser pastores tutsis, dotados de una fuerte resistencia para defender sus rebaños de los ataques. En los sucesos de 1959, y luego de 1962 (posteriores a la independencia), su capacidad de defensa les habría evitado la violencia sufrida por otros tutsis en Ruanda. La historia de esta región era conocida, pues, por el resto de los habitantes. En 1994, sobre la base de esta reputación, los tutsis de Bisesero se convirtieron en punto de reunión para resistir el genocidio.

De hecho, desde los primeros días después del derribo del avión del presidente -hutu- Juvenal Habyarimana (7 de abril) -según parece, origen de la persecución y genocidio- los tutsis de Bisesero fueron atacados por los milicianos interahamwe (radicales hutus), como en la mayoría de las regiones ruandesas. La resistencia en el lugar se organizó rápido, poco después, desde el 10 de abril de 1994. Ante los desconcertantes episodios de violencia, y la indecisión de algunos, los interahamwe pidieron al resto de hutus que se definieran y tomaran bando si tenían dudas sobre la justa persecución emprendida contra los tutsis. La población se dividió, y los tutsis y hutus moderados se reagruparon en puntos considerados más estratégicos. Cuando en las comunas vecinas comenzaron las masacres, otros tutsis de los alrededores acudieron en masa a Bisesero. Ante tal concentración, las autoridades ruandesas planearon pronto un gran ataque contra los tutsis allí refugiados. Además de los miembros (hutus) de la guardia presidencial y de las Fuerzas Armadas de Ruanda, en esta operación de limpieza participaron milicianos de otras regiones. Iban bien armados, mientras los tutsis de Bisesero contaban para la defensa únicamente con cuchillos, machetes y utensilios de labranza. Según las informaciones que se manejaron, después de insistentes ataques con armas de fuego, de cincuenta mil, los combatientes de la resistencia tutsi en Bisesero se redujeron a dos mil en poco más de un mes, cuando llegaron los soldados franceses de la Operación Turquesa.

El Memorial era sencillo, pero simbólico. Estaba formado por un serpenteante camino de cemento y piedra, todo él cubierto a prueba de chaparrones, empinado hacia la cima del monte donde estaba la tumba conjunta de casi todos los que allí murieron, menos unos cuantos cientos o miles que reposaban en tres edificios construidos, como interrumpiendo el paso en la vereda de subida. Allí, en los tres, se exponían a la vista cráneos y huesos en varias urnas acristaladas.

Durante la ascensión, entre el abre y cierra puertas (por prevención ante los monos) el guía le relató la historia ya referida. Insistió varias veces en el desigual armamento y en el heroísmo de los allí refugiados y perseguidos. 

Una sobrecogedora visita, en un paraje alejado de todo, en plena naturaleza y perdido entre lomas. No había nada más que unas humildes casas a unos cientos de metros de dicho monumento. Lo demás eran montes de eucaliptos, laderas con maleza y otras cultivadas. 

Llegó allí ‘de paquete’ en una moto, después de transitar por caminos pedregosos y riscos, y hacer un recorrido de curioso a varias plantaciones de té.


Copyright © By Blas F.Tomé 2022

5 comentarios:

  1. Lo resumes bien, Blas: "una sobrecogedora visita" que no me ha dejado ni ganas de buscar Rusizi.
    Si he hecho un esfuerzo (por lo que está pasando en Ucrania) para buscar "genocidio de Ruamda" y tratar de recordar por qué esos sucesos no se vivieron en España con la misma intensidad que ahora (por cierto que hoy 7 de abril es aniversario del genocidio de Ruanda).
    Un abrazo

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  2. Cierto, ayer fue el 28 aniversario del genocidio. Yo lo viví en Butare (hoy, Huye) y me sorprendió que durante toda la mañana la ciudad estuvo vacía. Cerrada, y vacía (como cuando decretaron en España el confinamiento).
    Solo había actividad en un salón de conferencias lleno.
    Paseé solo por las calles. Un abrazo.

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  3. Espero que por la tarde se recuperara un poco la actividad. Han pasado casi 30 años y me quedo con una duda: ¿Estaba yo despistado/imbuido en otros asuntos o es que apenas se informó de la masacre. Así, a bote pronto creo que no se informó en su momento. Solo después, gracias a ciertos periodistas comenzó a conocerse la dimensión de la matanza. Pero todo eso lo tengo muy borroso...

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  4. Si ya leyendo tu relato se me pone un nudo en el estómago (como durante estos días con lo de Ucrania y otras guerras actuales de las que no sabemos casi nada...), me puedo imaginar lo que sería estar en este mismo lugar del genocidio... 'Sobrecogedora visita', dices bien, Blas.
    No puedo comprender las guerras, ni los odios 'enconados" que, a veces, llevan a ellas, llamándolas, además, 'operaciones de limpiezas', 'operaciones militares' (tan actuales), geopolíticas', o cualquier excusa, o nombres, para ellas...

    Espeluznante pensar en ese genocidio Ruandés y en el de Ucrania hoy... Supongo que pasear por esas calles, justo en el aniversario de esas matanzas tiene que encoger el corazón...
    Un verdadero horror cualquier guerra.

    Besotessss y espero que ya ya estés por otros caminos...



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  5. Mira Blas que te gusta eso de ir de paquete por las Africas :):)
    Si, cuando a uno le nombran Ruanda, le vienen dos cosas: Gorilas, y el genocidio.
    Desconozco bastante de lo que pasó, pero parece una atrocidad espantante .En cualquier caso desconocía que hubieran tantos memoriales al respecto.
    Ahora que lo de exponer lo cráneos y huesos en urnas, lo había escuchado por Tabasco y Campeche que incluso los limpian a menudo los familiares del difunto.
    Melo apunto para Agosto que andaré por ahí y verés más memoriales de esos, porque lo que es gorilas creo que va a ser que no $$$$.
    Sigue disfrutando. Un abrazo

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