21 de septiembre de 2021

Imprescindible capital georgiana


 Panorámica de Tiflis

Llegó a Tbilisi (en adelante, Tiflis), capital georgiana y destino de su avión, sobre la medianoche. La entrada fue sencilla. El policía de inmigración parecía tenerlo claro y no le interrogó más allá de la sencilla pregunta de si tenía los papeles de vacunación en regla. Se los mostró.

Despertó en un barrio de tranquilo aspecto en el centro de la ciudad y se dispuso a integrarse lo antes posible entre una gente a la que no entendía, ni le entendían, ni parecía ser que ello fuera necesario.

Hizo el imprescindible cambio de dinero, de euros a laris, y se embarcó en la tarea de conocer aquella ciudad que había visto por primera vez de noche, cuando entró en ella, procedente del aeropuerto, en aquel coche solicitado al hotel. Lo primero fue abrir el libro/guía que llevaba del país para situarse en el terreno. La guía exponía un recorrido con el que, supuestamente, visitaría los puntos claves de esta urbe caucásica. Precisamente, se encontraba cerca de la plaza de la Libertad donde comenzaba el recorrido. Antes de llegar se encontró con el edificio del Parlamento georgiano que lucía banderas europeas junto a la bandera georgiana, un intento del presidente y de la clase dirigente del país por conseguir los parabienes europeos y desligarse del (real y tradicional) yugo ruso.

El nombre oficial del país era “Sakartvelo”, como recordaba una pegadiza canción, escuchada en todos los lugares y transportes públicos del país. El viajero insatisfecho ante la insistente tonadilla preguntó a un conductor: “¿Qué es sakartvelo?”, y le contestó que era ‘esto’, señalando al suelo y los alrededores.

Plaza de la Libertad

Tiflis era una ciudad de algo más de un millón y medio de personas, no excesivamente grande y con una parte central o casco viejo muy definidos que se extendía entre la plaza de la Libertad, el río Mtkvari y la fortaleza Narikala.

Algunos puntos claves:

La plaza de la Libertad que tenía un nombre en georgiano, como todos los puntos que va a describir, raro y, como no, de difícil pronunciación. La inmensa columna, en el centro de la plaza, estaba coronada por una estatua dorada de San Jorge y el dragón. Bordeando la antigua muralla de la ciudad, muy bien integrada en el conjunto, e internándose por una calle peatonal se llegaba a la Torre del reloj, una edificación que parecía construida a base de retales arquitectónicos, pero que desprendía belleza y extravagancia a la vez, y se había alzado a símbolo de la ciudad. El diseño era del maestro titiritero Rezo Gabriadze. A paso lento pero acalorado llegó a la iglesia más antigua y bonita, la basílica de Anchiskhati. Bajó por unas escaleras y entró en el recinto, con un interior coloreado, aunque oscuro también. No imponían ‘pasar por caja’ al entrar, cosa que en principio le extrañó, luego, según progresaba en el recorrido por el territorio, se daría cuenta de que en la gran mayoría de las iglesias, basílicas o catedrales del país no cobraban entrada alguna. Debían tener un clero menos usurpador que en el que dirige los altares españoles.

Torre del reloj
Puente de la paz

Otro punto -orgullo o vergüenza georgianos, no sabe- era el puente de la Paz, sobre el río Mtkvari: una pasarela peatonal, de un estilo vanguardista innecesario como el propio techo que la cubre, diseñada por el italiano De Lucchi e impulsada por el anterior presidente Saakashvili. A pocos metros, la entrada al teleférico que llevaba a la fortaleza de Narikala, otro de los lugares imprescindibles de la ciudad y que ésta dominaba desde la altura. La fortaleza databa del siglo IV, cuando era una ciudadela persa. Ahora mismo, unas ruinas de difícil apreciación. En lo alto de una de estas murallas derruidas, este mochilero encontró a aquella joven y bella mujer tocando una especie de xilófono que le recordó a Afrodita, diosa griega, o la Diana de los romanos. Y allí, todo integrado como un conjunto desordenado y carente de un llano diseño estiloso, estaba la iglesia de San Nicolás y, también, Kartlis Deba, una especie de estatua de aluminio de veintitantos metros de altura que “acoge con los brazos abiertos al visitante y combate el enemigo con vehemencia”.

Estos puntos de visita, y otros muchos más en el recorrido, completaban una Tiflis, moderna, estilosa, tranquila, caucásica, ambientada y acogedora.

Joven tocando un xilófono, en lo alto de la fortaleza Narikala


Copyright © By Blas F.Tomé 2021

2 comentarios:

  1. De las fotos que ilustran tu recorrido por Tiflis, Blas, te diré lo siguiente:
    La que más me ha gustado es la primera, la Panorámica. Como dices al final, da la impresión de una ciudad tranquila y acogedora. Si eso se completa con buenas viandas como las que has colgado en Fcbk...
    La columna de la Plaza de la Libertad (ya su nombre me recuerda no sé por qué a Ayuso) me gusta menos, pero es que la Torre de Reloj se lleva la palma. Que los georgianos me perdonen, pero me parece "fea".
    En cuanto al puente de la Paz, no sé quién será el tal De Lucchi, pero creo que se ha pasado tres pueblos. Quizá los expertos en arte digan que es algo extraordinario pero a mí, ni fu ni fa.
    Bueno Blas, para terminar te diré que estoy haciendo algunas gestiones para hacerme con tu libro. Ya veo que has aprovechado bien la pandemia escribiendo...¡400 páginas!
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. La plaza de la Libertad, el Puente de la paz, una bella panorámica de la ciudad (con globo incluido sobrevolándola) y una 'Afrodita tocando el xilofono'... Viajero, tu inicio del recorrido por la ciudad deTiflis no podía empezar mejor, imagino... Y veo que también acompañó el buen día y, al parecer, la temperatura.

    Me he parado detenidamente en la Torre del reloj y no sé si es porque estoy viendo las fotos por el móvil, pero me parece un 'pegote monumental' delante de esa fachada... Aunque me gusta su originalidad.

    No sabía que su moneda se llamaba 'laris'. Suena bien, al menos más fácil de pronunciar que otros nombres que, sin duda, oirías (y leerías) por allí.
    Bueno, ya se sabe, 'nunca te acostarás...'


    Besotessss.



    ResponderEliminar