9 de abril de 2017

Una decepcionante visita / Isla de Komodo

El V(B)iajero Insatisfecho posa con uno de los dragones

El viajero insatisfecho tenía ganas de ver y disfrutar de los enormes lagartos o dragones de Komodo, que ya había visto en diversos documentales de La 2. Lagartos siempre ‘vendidos’ en el imaginario viajero como peligrosos por su agresividad y voracidad. Pero la tan ansiada visita pasó a convertirse en algo decepcionante.
El Parque Nacional de Komodo, creado para defender a sus dragones, estaba formado por varias islas, siendo Komodo y Rinca las más grandes. Fue creado en 1980 para proteger los dragones de Komodo, endémicos de estas islas.
Aunque había alguna opción más, el mochilero leonés optó por una de las formas más habituales de visitarla: un tour en un pequeño barco (a veces, una 'batidora' a merced de las olas) desde la población de Labuan Bajo, en la cercana isla de Flores, que regresaba el mismo día. Eran unas tres horas y media de ida; otras tantas de vuelta. En medio, una parada en una chica pero preciosa isla donde se ascendía una pequeña cota para admirar un bonito paisaje de ensenadas y playas. Aunque en la parte más alta se acumularon muchos turistas de otros barcos, se destilaba una sensación de belleza y libertad. Estaba muy cerca de la isla de Komodo. Se veía a lo lejos, inmensa, verde, montañosa y enigmática. Como algo grandioso. La llegada del barco a ella fue alrededor de mediodía, hora no muy apropiada pues era cuando los dragones se ocultaban para protegerse del sol, como haría cualquier animal que tuviera un mínimo de instinto de supervivencia.

Entrada al Parque Nacional

Una vez cumplimentados los trámites de entrada al Parque Nacional y después de una breve explicación de los rangers que acompañarían al pequeño grupo, el trayecto era muy breve: poco más de una hora. Únicamente se trataba de adentrarse unos metros dentro de un paisaje verde y semi-selvático hasta que en un claro, pisado y pateado al extremo, aparecieron ante los visitantes cuatro o cinco dragones con aspecto de estar hartos de comer. Parecían adormilados y deseosos de descansar. No se inmutaron mucho con la presencia de la panda de turistas, guiados por los rangers. Estos, a su vez, más parecían hacer un acto teatral que proteger al grupo de unos ‘peligrosos’ animales adormilados.


Dragones de Komodo

Uno de aquellos guías, siguiendo su propia sugerencia e idea, se encargó de sacar fotografías con las cámaras de los visitantes para que así cada uno de ellos pudiera llevar una de recuerdo. Este mochilero por supuesto no se libró de semejante atractivo que guarda como un hecho anecdótico. Pasearon un poco más por los alrededores en busca de nuevos dragones con relativo éxito. Se cruzaron con dos baby-dragones que, al percatarse de la presencia del grupo, corrieron desesperados hacia el fondo de la maleza y encontraron otro individuo adulto a la sombra de un tupido árbol. Con las mismas, regresaron al punto de partida.
La visita había finalizado.
No sabe cómo sería la ruta por Rinca, otra de las islas con gran número de dragones, pero el recorrido por la isla de Komodo fue escaso, falto de atractivo y con la sensación plena de estar viviendo una ‘turistada’.
Que lo fue.
Así, no vayáis a la isla de Komodo.
El guía-ranger, con su única defensa ante los dragones: un palo terminado en V

Copyright © By Blas F.Tomé 2017

7 comentarios:

  1. O sea como ir al Terra Natura de Bnidorm ¿no? jajajajaja. La verdad es que son tan antipáticos estos bichos según los documentales que nos alimentan, que yo no hubiera ido a verlos, y ahora que lo ices, menos.
    Que manía de tratar al turista como al tonto. Esto hay que denunciarlo, gracias por hacerlo

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  2. Al menos parece que la ruta hasta Komodo merecía la pena. Y, claro, los dragones ya no son lo que eran...

    Gracias y saludos.

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  3. Pues mira que yo soy de los que ven con frecuencia los documentales de La 2 (no como aquellos que están viendo Gran Hermano o similar y en las encuestas dicen que ven esos documentales) y nunca había visto uno referente a los dragones de Komodo.
    No te preocupes por la "turistada", Blas. En un viaje siempre hay altibajos e incluso hay viajes de balance negativo, pero...
    PD. No te preocupes, por ahora no tengo planeado visitar Komodo.

    Un abrazo: emilio

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  4. Esos dragones no me seducen, que ya las iguanas gigantes me dan repelus. Ademas, siempre nos los muestran sacando la lengua, con ojos perversos y corriendo como el viento tras las victimas. Loa tuyos estarian drogados en bien del turismo. Jajaja!
    Besos

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  5. ¿Qué me dices del siguiente artículo "¿Ha matado el turismo low cost a la literatura de viajes"? (y de paso podemos decir que viajar ya no es lo que era?): http://cultura.elpais.com/cultura/2017/04/12/babelia/1491999110_506304.html

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  6. Pues en cierto modo, y según mi punto de vista, si. Toda masificación es perniciosa, 'como los chinos' (ji). Yo creo que se ha perdido un poco ese valorar los pasos como algo nuevo (Jacinto Anton habla de 'banalización'), contar la experiencia de viajar como alimento de uno mismo, y como una reflexión que es preciso dar a conocer.
    Y muchas más cosas.
    Pero también es importante darnos cuenta que internet, y todas sus modalidades en cuanto a formatos y documentos, convierten al libro en algo complicado. Tenemos un tiempo de lectura limitado (seamos realistas) y ese tiempo de lectura lo ocupamos (sin analizar las consecuencias) en otros formatos más tecnológicos e inmediatos que el libro.
    Se viaja mucho pero se produce cada vez más un desconocimiento detallado de una determinada cultura visitada. Cada vez hay más turistas y menos viajeros, sin pretender desprestigiar a los primeros.
    Por otra parte, en el artículo he visto que faltan grandes escritores más recientes que los que el autor nombra pero, bueno, él sabrá por qué se ha olvidado de ellos.
    Habría, querido Emilio, tema para mucho más pero.....
    Un abrazo.

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  7. Bueno Blas, ya sabes que yo de viajero tengo poco: Nunca he salido de Europa y ni siquiera conozco Europa a fondo. Pero uno también tiene su pequeña experiencia de viajero...y unos cuantos años a sus espaldas. Recuerda cómo se viajaba antes y cómo se viaja ahora: la diferencia es abismal y yo me pregunto: para qué sirve meterse 8-10-12 horas de avión si cuando llegas a tu destino no has podido decirle al de al lado ni buenos días, si te han puesto 4 pelis, has oído 2 horas de música y el aeropuerto al que llegas es un clon del que has partido?
    Ya ves que esto podría dar mucho de sí, pero...
    Un abrazo!

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