11 de noviembre de 2016

Zacatecas virreinal

Zacatecas, vista desde el teleférico

Zacatecas (México) era sin duda una ciudad en la previsión mental de visitas del viajero insatisfecho. Con tanto tiempo en territorio mexicano no hubiera podido justificar a sí mismo el no pisar esta ciudad -y sus calles- llena de referencias históricas, turísticas y sociales.
En el año de 1546 la ciudad comenzó a formarse gracias a que un grupo de españoles descubrió su gran riqueza minera de plata y oro que produjo numerosas corrientes migratorias y auge económico. Y en 1993 la UNESCO declaró su centro histórico como “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, siendo la primera ciudad mexicana distinguida en dicha categoría. Hoy es una población de unos 150 mil habitantes, o más.
Hasta aquí, la consulta a fuentes más expertas que los conocimientos del mochilero. A partir de aquí, contará brevemente lo que más le impactó y lo hará con el punto de vista crítico que le pudiera pedir el cuerpo.
Llegó a primerísima hora de la mañana, después de una dura noche de autobús procedente de Chihuahua. Despistado, dormido y cansado se encomendó al buen hacer del primer taxista que pilló en la ‘terminal camionera’ (como suelen decir por allí) para que le solucionara de manera barata la cama de los días siguientes, un hotel económico y céntrico. Pensaba estar al menos dos o tres noches en la ciudad. Y lo hizo bien. El hotel, dentro de la cadena Hostelling Internacional, estaba enclavado en una bonita casa colonial y tenía de todo, entre ello, alguna habitación barata y limpia. Siempre ha pensado este mochilero que un sitio agradable hace también viaje. Era mucha la diferencia entre estar en un sitio cómodo y limpio o en un ‘hotelucho’ con total falta de encanto y lleno de ‘cucas’ voladoras. ¡Que los ha visto!.
Había muchos rincones que visitar en Zacatecas. Nada más bajar a la calle, después de una buena ducha, se apreciaba que la vieja ciudad era todo un vestigio colonial: los edificios, las calles, las aceras y su cuidado corazón central histórico. Se podía visitar la catedral, el palacio de Gobierno contiguo, el templo de Santo Domingo, el Museo Rafael Coronel o la antigua mina El Eden, se podía callejear sin rumbo o subir, como no, al famoso cerro de la Bufa. A éste se llegaba en un teleférico que cruzaba la ciudad desde otro cerro, el del Grillo, más asequible y cercano al centro. Unas bonitas vistas de la urbe en el trayecto y, también, desde el cerro de la Bufa. Allí encontró la figura de Pancho Villa, a lomos de su monumental corcel.
¡Qué sorprendentes imágenes de sus ídolos construyen los pueblos!.

Figura de Pancho Villa a caballo, en el cerro de la Bufa

Desde el teleférico, como si el mochilero estuviera situado en un drone (vehículo aéreo no tripulado), veía el entramado de calles, palacetes, patios y antiguos corrales: todo un mundo que hacía referencia al intenso periodo colonial español.
Entró en el museo Rafael Coronel que ocupaba un antiguo convento franciscano, pasando así de antiguo lugar de evangelización de pueblos indígenas a muestrario de una inmensa (no ha visto otra igual) colección de máscaras de ritual y máscaras festivas. Y visitó la mina El Edén, más parecida a un centro turístico que a una mina real, aunque, a decir verdad, tenía de ambas cosas.
En fin, Zacatecas era, sin lugar a dudas, un ciudad visitable, una reliquia ‘de piedras’ de la época colonial, nada parecido a las ‘piedras’ mayas o aztecas que también pudo examinar durante su recorrido mexicano.

Máscaras en el Museo Rafael Coronel

Catedral

Copyright © By Blas F.Tomé 2016

7 comentarios:

  1. Me han entrado ganas de visitar Zacatecas y me has hecho recordar las increíbles máscaras que pude ver en Bolivia, entre otras cosas.

    Gracias y saludos.

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  2. Una pregunta, Blas: ¿Llegaste en tu periplo hasta EEUU? Por lo que veo en el mapa, Chihuahua está cerca de la frontera y hubiera sido una estupenda ocasión para pasar antes que Trump...
    Cómo no ibas a llegar a Zacatecas omnubilado! Después de meterte más de 800 kms entre pecho y espalda, aunque supongo que por buenas carretera, ¿no?
    Imagino que dar con tus huesos después en una habitación limpia y a buen precio tiene su punto.
    Para uno que no ha visitado nunca México, Zacatecas es una de las pocas ciudades que "le suenan" y por lo que cuentas, mereció la pena su visita, entre otras cosas por la colección de máscaras de Coronel. Para el tema de las minas, imagino que San luis de Potosí sería más interesante.
    ¿No te recordó la estatua ecuestre de Pancho Villa a la de "nuestro" Espartero?
    Un abrazo: emilio

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  3. Tal vez no es una afirmación que he hecho mucho en la 'blogosfera' pero he jurado NO pisar Estados Unidos. No se si lo cumpliré pero si (los americanos) siguen por este camino creo que sí.
    Un abrazo, Emilio.

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  4. Pues si lo habías dicho antes, yo no lo sabía. De todas maneras, ya conocees el dicho: Nunca digas de este agua no beberé...

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  5. Mira, yo no se donde habra desaparecido mi comentario...
    O es que lo colgaste en FB y fue alli donde escribi?
    De todas las manera, yo a Zacatecas no fui. Viaje directamente al DF con yn chollo aereo y de alli en Bus a Xalapa...
    Aqui habia un senora de Zacatecas con marido managerisimo. Blanquisima ella, denostaba a los espanoles conquistadores por haber esquilmado su pueblo...
    El pueblo de quien? Le dije un dia ya saturada.
    Mascaras, como dice nuestro Alfonso, tuve ocasion de admirar las del museo de Sucre, la blanca, de Bolivia.

    A USA volveria por las montanas, los lagos, Seatle y Neww Orleans, claro.
    Besos

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  6. Zacatecas es la ciudad de la mujer que me aguanta por 16 años. ¡Ahí es nada!
    Record aparte, es un tesoro escondido que poca gente visita porque se distancia un poco de otros lugares más populares como Guanajuato, o San Miguel de Allende.
    Pero me alegro enormemente que el viajero insatisfecho la haya pisado. Se respira norte y charro por cualquier esquina y la arquitectura de cantera rosa es única en toda la República. También es conocida por que fue donde se presentó el primer Congreso de la Lengua y donde Gabo sorprendió con la idea de cambiar muchas reglas ortográficas que siguen impensables a día de hoy.
    Intuyo que fue una fructífera visita y que el taxista que te recogió en la Central Camionera te acertara con el hotelillo, taxistas por cierto de los mas "transas" de todo México. El taxímetro siempre se les resfría y nunca les funciona...
    saludotes Blas :)

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  7. ¡Joer!, Carlos. Me alegro. Ahí podías haber sido mi guía y maestro. Me sentí cómodo en "tu-ciudad". Desde allí también un día visité Guadalupe.
    Un abrazo.

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