12 de marzo de 2014

Y de regalo….. el leopardo

El río Luangwa hacía de frontera natural del Parque Nacional South Luangwa (Zambia) pero ya desde la zona de campings y lodges, era muy fácil encontrarse con todo tipo de animales. Hipopótamos, también, incluso dentro de los mismos lodges. Parecía ser que ninguno estaba vallado. Una vez dentro del parque, habiendo ya atravesado el puente del río, el espectáculo era impresionante desde el primer minuto, manadas y manadas de antílopes, elefantes, jirafas y cebras. También, hipopótamos y cocodrilos.
Ha conocido muchos parques nacionales en África, tanto en el sur como en el centro o en el oeste, pero sin duda este parque nacional quedará en la mente del viajero insatisfecho por los ‘siglos de los siglos’. Nunca había conseguido divisar, a pesar de sus muchos intentos y ocasiones, el leopardo, y por fin, allí, en el South Luangwa, pudo conocerle en vivo y en directo. El 'momentazo' no decepcionó. El leopardo, siempre tímido -discreto, diría- y poco dado a tranquilos paseos, cuando inició aquel, lo que ocurrió a su alrededor fue de todo menos tranquilo. Sin ánimo cazador entonces, era ya temido por todos los animales que le rodeaban: las gacelas thomson (‘las macdonalds’ de los parques, decían los guías) emitían un berrido especial, más allá del miedo; los pájaros alertaban con fuertes graznidos; los facoceros lanzaban sus gruñidos desesperados, y en los alrededores resonaba un concierto de variopintos rugidos.
¡Qué 'momentazo'!.
Allí estaba. En principio, tumbado y observando a las cercanas gacelas; luego, paseando con cierta, pero tímida, soberbia. Paseaba sosegado, y tardó al menos dos minutos en desaparecer entre la maleza. Minutos de clic, clic, y más clic fotográficos. Hasta las fotografías salieron difuminadas por la excitación de su autor.
Una pena.



A las cuatro y media de la tarde empezaba el safari nocturno, dos horas a plena luz del sol y dos horas en la penumbra, la ocasión se presentaba como una oportunidad única de ver los animales durante la noche, algo que generalmente no es posible en otros parques. De nuevo, cientos de gacelas por todos los lados; otros herbívoros como los kudus, jirafas y cebras pastando tranquilamente aunque molestos y huidizos con la cercanía del 4 x 4, y algún que otro elefante y jabalí. Entre los compañeros se generó una buena sintonía-safari. Con las dos mexicanas, madre e hija, del pequeño grupo pudo, incluso, hablar español.
De nuevo, cuando hacía rato el sol había sucumbido en el horizonte, una nueva coreografía de atronadores sonidos alertó al guía de la presencia de algún peligroso animal. No podía ser otro que el leopardo. El avezado guía del foco le localizó y siguió durante un buen rato. El animal, como hipnotizado por la luz, se acercó al grupo visitante.
Dos veces en el mismo día.
No todos los espectadores de un gran parque nacional podrán contar lo mismo.


Copyright © By Blas F.Tomé 2014


4 comentarios:

  1. Hola, Blas. No me extraña que fuera, como dices, un momentazo. Qué tendrá Africa que todo el que la conoce dice sentir algo especial que hace que uno se enamore de ella. Y , creo, tú lo estás.
    Un abrazo, viajero.

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  2. Es auténticamente increible que vieras al leopardo, ese escurridizo y tímido felino como bien dices, no ya una vez sino dos en el mismo día. Es lo que tienen los viajes, que pueden ser como las mujeres para los hombres, tan exigentes como tan capaces de dar maravillosas e inesperadas sorpresas.

    Gracias y saludos.

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  3. Que sugerente tu leopardo nocturno! Tiene un color dorado que cautiva.
    Suerte la tuya ese dia.
    Besos

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  4. El encuentro nocturno con el leopardo tuvo que ser impactante... la foto espectacular. Soberbio el felino. Tuve la oportunidad de verlo en Namibia.
    Los animales en libertad nos siguen seduciendo, como te seduce a ti tu querida África. Besos felinos al tigre leonés ;)

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