4 de noviembre de 2012

El khat / Etiopía


-Campo de khat, cerca de las cataratas del Nilo Azul-

El khat es un arbusto (catha edulis), oriundo de Etiopía, o de Yemen, dependiendo de quien escriba la información. El caso es que sus hojas y tallos contienen “el estimulante vegetal más potente del mundo”, según este viajero insatisfecho había leído en sus rutinarias consultas. Por supuesto que esta afirmación le parecía, entonces, y le parece ahora de lo más exagerado.
Es una droga, según algunos textos, con fuertes efectos estimulantes. Se consume legalmente en Yemen, Somalia y Etiopía. Sus hojas se mascan sin dejar pasar más de dos días desde la recolección, de ahí que el reparto se inicie al amanecer y, mediante una aparatosa red de transportes, llegue a lugares muy dispares entre sí.
Este mochilero recoge textualmente una frase que pretende delimitar los efectos de esta droga: “Apenas se inicia la degustación, la intoxicación comienza a hacer efectos: desaparece el hambre y también la fatiga. Se pierde la noción del espacio y del tiempo. En cambio, surge una gran euforia parecida, muy parecida a la que provoca la cocaína eso sí, sin paranoia”.
Se queda estupefacto en su incredulidad.
Paseaba tranquilamente por la orilla del Abay River (más avanzado su curso mutará su nombre por el de Nilo River) cuando un jóven etíope le ofreció aquel manojo de hojas. No se perdió la experiencia. Se sentó en una especie de bar-terraza dentro de la espesura de la ribera y, según informaban todos los manuales expertos, mascó poco a poco las frescas y tiernas hojas que con mucho cuidado le iba preparando aquel joven (segunda fotografía), tragó su jugo mezclado con saliva y retuvo unos minutos, en un lado del carrillo, el bolo formado por las hojas masticadas. Luego, se lo tragó también. Tomó unos pocos frutos secos para matar el sabor a verdín y bebió un trago de té para edulcorar la boca. Repitió este ritual al menos unas veinte veces (tercera fotografíahasta finalizar aquellos tallos cargados de tiernas hojas de khat. Expectante, esperó sus efectos.
Nada de nada.
¿Qué se comió entonces?.
¿Hojas de ‘cardo borriquero’?
¿Le engañaron como a un principiante?.
Otro elemento/mito viajero más, echado por la borda.
Nota.: El 11 de noviembre de 2012, "El País" publica una amplia crónica sobre el khat o qat, en Yemen.

Copyright © By Blas F.Tomé 2012

9 comentarios:

  1. Tus textos y recuerdos de viajes sí son estimulantes. Todo es cuestión de dosis.., pero veinte veces! También lo probé y nada, pero no insistí tanto, jeje...
    Ay, cómo me gustaría sugestionarme e imaginar que estoy en el Abay River, claro que tendría que retroceder varios años atrás, bueno no estaría nada mal...
    Y te diré que por la borda hay que echar el lastre, pero lo mínimo, hay que pensárselo mucho.
    Un beso, con el aperitivo estimulante.

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  2. Si es que yo creo que te has endurecido un poco con tanto viaje. Seguro que no te engañaron, pero la hierba perdió su efecto debido a que eres un desmitificador nato.

    Gracias y saludos.

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  3. Ja, Ja! "Nada de nada". Me he reído tanto como cuando leo algun capítulo del Lazarillo.
    Pobre Lázaro, pobre Blas!

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  4. Es que el poder de la mente, de los "elegidos", es sorprendente...
    Hay que ver que gasto le hiciste al pobre chaval, con ritual de administracion incluido!
    Yo tambien habia leido que la famosa planta les hacia volar a paraisos insospechados y que se dejaban hasta las pestanas por conseguirla.
    Pero que quieres que te diga, yo que como algunos de nuestros amigos, bueno, tuyos, bebi de las aguas de El Lazarillo no habria por menos de recelar de tanta "sevidumbre" por parte de tu efebo keniano...
    Para que querias tu irte a otros paraisos?
    Besos

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  5. Ya veo que no fue a ti sólo a quien no surtieron efecto esas hierbas, pero al menos intentar lo intentaste con contundencia.
    Un abrazo, Blas.

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  6. Quita el hambre y la sensación de fatiga... Me ha recordado al "guaraná", pero,claro, sin más efectos parecidos...
    Don "erre que erre", me imagino tu cara pensando que te dieron "gato por liebre", jejé! No nos quieres enseñar la que tenías en la fotografía, pero la del País es todo un poema...
    Yo te imagino mirando así a tu vendedor de "qat" ante la incredulidad que te invadía;-)

    BlasFTomé, a mí me encanta comer perejil, con su sabor "verdín" y todo, ¿no sería ese el cambiazo? (Jajejí)
    Me voy porque casi he sentido la "colleja";-) Ayyyyyyyy...

    Besotes, viajero.

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  7. Sabía yo que tu no te habrías perdido la experiencia del khat; algo muy dentro me lo confirmaba. Por si te sirve de consuelo, yo también lo probé, en Bahar Dar, en un antro parecido al tuyo (allí todo son antros) y el resultado, el mismo: nada de nada. A mi hasta me parecía asqueroso el sabor. Me quedo con la injera y con una buena cerveza fría, que haberlas haylas en Etiopía. Un abrazo, jovenzuelo

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  8. El del comentario anterior era yo. Se disparó antes d e darle ala tecla, no sé por qué

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  9. No hay caso: ya no se puede confiar ni el los cortadores de khat. La verdad es que supiste crear suspense con el tiempo de preparación y todo pa' na': lo mismo, lo mismo que un culín de sidra.
    Saludines

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