27 de abril de 2009

Breves observaciones (Filipinas)

No parece que hubieran nacido en el mismo sitio y país, ni que les hubiera despertado el mismo sol y el mismo canto del gallo. El carabao y el filipino son diferentes.
¡Faltaría más!.
Sus percepciones interiores y actuaciones muy distantes y lejanas, casi contradictorias.
El impasible y absorto carabao parece entretenerse en arrastrar bultos o tirar con parsimonia del arado arrocero mientras filosofa -en apariencia- todo: el ruido, el silencio, el traqueteo, el particular olor, los abigarrados colores del entorno. El filipino, en cambio, raya con la vitalidad permanente, mueve sus ágiles piernas y conforma con otros filipinos un tremendo caos. Sonríe, habla y transmite ligereza de espíritu. Tiene la fuerza del paso rápido, decidido, y la vibrante velocidad de una veleta movida por un frecuente huracán.
La calle es caótica pero juvenil, caótica pero alegre.
El pueblo filipino es joven. ¿Dónde están sus viejos? ¿Ocurre lo mismo que cuando Madrid-en-pleno se pregunta dónde entierran a los chinos-madrileños?.
Este viajero insatisfecho no vio a penas viejos en las calles, en los pueblos -algunos-, en las carreteras.
No toman los jeepney’s (extraño autobús local) los ancianos filipinos ¿dónde pasarán su discreta vida?.

Copyright © By BlasFT 2009

1 comentario:

  1. "Seco", ¿donde crees tu que pasarás tu vida cuando seas anciado?´.
    R.- fácil: en un loquero.

    ResponderEliminar