2 de diciembre de 2008

El poporo

Ayer, al cambiar en su habitación el polvo de sitio, se fijo en ese casi olvidado recuerdo de su encuentro con los poblados kogi y arzario en plena Sierra Nevada colombiana.
Le sacó una fotografía y se dijo para sus adentros: “Dentro de un rato voy a enseñar el ‘poporo’ a mis amigos”. Si bien este utensilio no es viaje en sí, transciende a la categoría de viaje por ser genuino de una zona recorrida por este viajero insatisfecho.
Un ‘poporo’ (también puede ser de oro y, entonces, se convierte en la imagen al mundo de Colombia) es un recipiente para guardar sustancias calinas, en este caso conchas de mar machacadas y molidas, necesarias como combinación en la masticación de las hojas de coca. Conchas, que estos dos pueblos se encargan de recolectar en el mar, después de un largo peregrinaje a sus orillas.
Los pasos del ritual serían los siguientes: el kogi o arzario lleva su 'poporo' colgado (en realidad, una calabaza hueca), junto con un pequeño saquillo con hojas de coca, medio secas. En el interior, va el polvo o picadura de conchas marinas y en la boca del recipiente un palo que empapado por el dueño de saliva lo impregna de ese polvo, que su dueño chupa, combinado después con hojas de coca en su boca. Se forma una masa, que el propietario, al final del ritual, escupe al suelo.

Esa masa o pócima -al contrario que el tabaco- fortalece al campesino en sus largas caminatas por veredas imposibles.
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1 comentario:

  1. "Seco", conociéndote, estoy seguro de que probaste esa pócima, y saldrías cantando: "poropopo, poro, porobompopero....."

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