11 de abril de 2008

¿Mozambicano o cubano?

Siempre defendió, y lo sigue haciendo a pesar de lo agotado que siempre termina, que los viajes en autobuses africanos son como “la madre de todas las batallas”, “la teta donde mama el viajero”, “la vitamina de los amaneceres”,… Y eso que, también, este viajero insatisfecho defiende su espacio vital, que se va ¡al carajo! en el momento en que sube al dichoso 'carro'. Todo es contacto, codazos inoportunos, sudores que se mezclan con la ropa del vecino, roce sistemático de brazos, piernas encogidas,…..
¿Dónde quedó su espacio vital?.
En ese vehículo mozambicano, sentado en la parte de atrás, el mochilero escuchaba la conversación del joven que estaba a su lado y otro que se acomodaba, en diagonal, en la fila anterior. Unas veces hablaban portugués, lengua oficial en el país, y otras, cubano. Si, cubano, el acento era su seña de identidad.
Morenos, casi negros. Jóvenes. Cuando se expresaban en portugués, les veía en Mozambique. Cuando lo hacían en cubano, les imaginaba en La Habana.

Uno de ellos se apeó. El que estaba al lado continuó viaje.
“¿Qué hace un cubano tan lejos de su tierra?”, preguntó el viajero. “No. Soy mozambicano, pero mi niñez y juventud las pasé en Cuba”, dijo en perfecto español cubanizado. Otra vez que el mochilero no acertó.
Y van,….. veinte mil.
Pocos años después de la independencia, con Samora Machel al frente del FRELIMO y de la República Popular de Mozambique, los intercambios entre Cuba y este país africano fueron frecuentes. Fidel Castro enviaba personal especializado (médicos, profesionales, militares,…) a este país del hemisferio sur, mientras Mozambique desplazaba a la isla caribeña jóvenes a estudiar y formarse como futuros comunistas. Pero apareció el RENAMO a desestabilizar al FRELIMO, a Samora Machel, y paralizar al país entero.
Guerra civil.
En este intercambio Cuba-Mozambique participó el vecino de asiento y compañero de viaje. En la Isla de la Juventud (Cuba) le pilló la guerra civil de su país y se pasó seis años ¡seis! sin noticias de su familia. A su regreso, a principios de los noventa, con 24 años, comprobó que todos estaban desaparecidos.
Solo, sin ser querido alguno, se volvió loco. Vagabundeó cuatro años por el país, durmiendo en la calle, viviendo de limosnas y perdido.
Ahora ya no. Todo se arregló con el matrimonio, que me salvó. Me casé y tengo dos preciosas hijas”.
Este mochilero leonés conoció a una de ellas, cuando vino a recibirle al bus.


Copyright © By Blas F.Tomé 2008

5 comentarios:

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  2. Genial, Blasft, como siempre, ya te dije una vez por qué me gusta leer tus historias. Un saludo.

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  3. "Solo y sin ser querido alguno, se volvió loco"...esta genial esta frase Blas.

    Besotes.

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  4. Un saludo al viajero desde Cuba, son agradables estas historias...creo que pasaré a menudo por acá..
    Ciao.

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