21 de septiembre de 2007

Feliz cumpleaños (?)


En la imaginaria ciudad de Qobus había una torre -de barro y arcilla toda ella- tan grande, tan magnífica y tan placentera de mirar que todos los hombres y mujeres de la ciudad decían que por ella no pasaba el tiempo. Habían nacido, mamado y crecido con ella. Con ella dieron sus primeros pasos de niños juguetones, a su lado se dieron tempranos y adolescentes besos, y después -ya crecidos- al despertar del diario sueño, la miraban a lo lejos por la puerta entreabierta de su vivienda.
A las 7 de la mañana daba su sombra a la casa de mi amiga Sarí; a las 10 a Vahid; a las 12, con el sol casi en la vertical, su sombra apenas cubría las espaldas del vagabundo Samarcanda que se apoyaba en ella para recordar sus viajes a lugares míticos y de ensueño; por la tarde, a las 5, rozaba la casa de la familia Beg. A mi casa le tocaba a las 6 -con el sol casi adormilado- pero yo, por la mañana, visitaba a Sarí y Vahid; a mediodía, me acercaba a charlar con el vagabundo que me contaba historias del país de Ulug, y por la tarde (a las 5) visitaba a los Beg.

(Dedicado a quien me lee, sin faltar un solo día).

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